‘Spider-Verse’ #1, de amor y odio

Dan Slott y su dibujante… no sé si favorito, pero si con el que más trabaja, Humberto Ramos, golpean de nuevo con Spider-Verse 1, una ensalada de historias con diferentes versiones de Spider-Man, todo un sueño para el fanático del trepamuros, salvo por el hecho que, en términos generales, no genera nada ni promueve absolutamente algo en especifico.

El principal error en este primer número de Spider-Verse es su inconsistencia argumental: presenta una y otra vez la misma historia, no los orígenes del arácnido, pero si la idea de la responsabilidad. Se está empezando a desgastar tanto esta fórmula que,  recientemente las versiones más déspotas y villanas de Spider-Man (Otto) cuentan con mayor arropo de la fanaticada.

No dejan de ser interesantes las historias presentadas, pero nos llevan a la misma pregunta, ¿para qué? ¿con que fin las tenemos que conocer? Podríamos decir que la finalidad de estas historias, como la de otros comics, es para rellenar la situación, o como no lo quieren vender: para ir conociendo a los protagonistas del evento. Me quedo con la primera, esto solo es relleno vende comics y se vale, nunca se logran desarrollar este tipo de ideas y cuando se logra no se puede desperdiciar la oportunidad.

Humberto Ramos al contrario de lo que siempre le han achacado sus detractores, parece moverse mucho mejor en este tipo de argumentos, historias y planteamientos. Luce atractivo en por lo menos dos de las cuatro historias. La presentación de Penelope Parker es la cereza en el pastel de Ramos quien como es costumbre es favorecido por los extraordinarios colores de Edgar Delgado.

Los guiños y personajes alternos son bienvenidos, bien recibidos y teóricamente bien expuestos, pero en un evento donde la acción, las batallas y los argumentos más serios llenos de ciencia ficción son el pan de cada día, este tipo de comics salen sobrando. No hay necesidad de ellos.

Spider-Verse 1 tiene dos polos opuestos: por un lado agrada la incursión de nuevos elementos y guiños a historias clásicas, ver el estilo Romita en estos días es un lujo, pero por el otro deja de ser mas relleno sin fin alguno, desilusiona ver la poca creatividad de Marvel para aderezar mejor su gran obra, Spider-Verse. Gusta pero no convence, es bueno pero no tanto. La eterna discusión del Spider-Man de Dan Slott, amor y odio a la vez. 


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